Tarde, mal y poco: el tópico dice que esa es la respuesta tradicional de Europa a las crisis. Luego, Bruselas calibra esa respuesta y acaba ofreciendo —demasiadas veces, después de arrastrar los pies y equivocarse por el camino en repetidas ocasiones— un ejercicio de resistencia que hace bueno aquel “Europa se forjará en las crisis” de los padres fundadores de la Unión. Un mes después del aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca y con el mundo patas arriba, llega la primera respuesta europea digna de ese nombre: 800.000 millones de euros para la defensa y la seguridad de Europa y para convertir Ucrania en un puercoespín, en palabra